Cuando el miedo se vuelve piel

Cuando el miedo se vuelve piel
"La piel del miedo" de Javier Vásconez: una exploración profunda del miedo y la identidad en la literatura ecuatoriana contemporánea.

Hay libros que te abrazan desde la primera página, y otros que te sacuden hasta los huesos. «La piel del miedo» de Javier Vásconez pertenece definitivamente al segundo grupo. Esta novela del escritor ecuatoriano me atrapó desde el momento en que Javier Villamar, el protagonista, experimenta su primera crisis epiléptica y se sumerge en los recuerdos de su infancia.

Lo que más me impactó fue cómo Vásconez logra transportarnos a esa pequeña ciudad ecuatoriana de los años cincuenta, donde la violencia política y la desaparición del padre del protagonista —un periodista perseguido— crean el telón de fondo perfecto para una historia que va mucho más allá de lo que parece en superficie.

La novela es una exploración profunda de cómo el miedo puede instalarse tan hondo en nuestra piel y cambiar la forma de ver el mundo.

El miedo, la soledad y ese refugio llamado amor

Dentro de la trama de «La piel del miedo» existen temas que, sinceramente, me tocaron muy de cerca. El miedo, por ejemplo, no es solo el miedo a lo que pasa fuera, sino también, esa sensación interna que te distorsiona la realidad, especialmente dentro de la novela pasa con la epilepsia de Javier.

Y la soledad, ¡la soledad! Es una compañera constante, cohabita con nosotros, pero al mismo tiempo, la novela nos muestra cómo la necesidad de amor y conexión se convierte en un refugio, un «invento más real que la realidad» (como lo manifiesta el autor mismo) que te salva de la adversidad.

Es como si Vásconez nos dijera que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz, un amor, algo a lo que aferrarse. El ser humano por naturaleza busca a que aferrarse para poder seguir.

Personajes que se sienten reales, con sus miedos y sus luchas

Una de las cosas que más valoro de Vásconez es cómo crea y da vida a cada uno de los personajes. No son solo nombres en una página; son seres con sus propias heridas y silencios, sus propios miedos. La madre de Javier, por ejemplo, con esa herida abierta por la desaparición de su esposo, es un reflejo de cómo el dolor puede anclarnos al pasado. Pero mi favorito, sin duda, es Ramón, el tatuador.

Él le enseña a Javier a mirar más allá de lo superficial, más allá de la piel, le ayuda a entender que la piel es solo una capa y que lo verdaderamente importante, tanto el miedo como la esperanza, reside en lo más profundo de nuestro ser. Esos personajes, con sus gestos y sus batallas internas, te hacen sentir que los conoces, que podrías encontrártelos en la calle, hasta en cierta medida, de hace empatizar con ellos y querer comprenderles y vivir con ellos o, sufrir con ellos.

La epilepsia: cuando la enfermedad se vuelve un espejo del miedo

Cuando pensamos en una enfermedad no la pensamos como algo más allá de lo que es, una enfermedad. La epilepsia de Javier no es solo una enfermedad; es una metáfora para ver el miedo que me pareció brillante. Javier Vásconez utiliza esta metáfora para mostrar cómo el miedo puede ser algo incontrolable y, no solo puede ser, lo más acertado en este caso sería decir es, ¡es incontrolable! y distorsiona nuestra visión de la realidad y te afecta física y emocionalmente.

Cada episodio epiléptico se convierte en un recordatorio palpable de lo frágil que somos, de esas cosas que no podemos nombrar pero que sentimos con una intensidad abrumadora. Es una forma muy cruda y real de mostrar cómo el miedo se nos mete hasta los huesos y si no se controla, nos mata.

La búsqueda de uno mismo

Esta novela es densa, te mantiene pegado a cada página. Cuenta con aspectos que te atrapan como la desaparición del padre de Javier, pero algo más allá, es la propia identidad del protagonista la que se convierte en un enigma.

Entre alucinaciones y recuerdos que parecen piezas de un rompecabezas gigante, Javier se embarca en un viaje para entender quién es realmente, hay páginas del libro que por sí solas gritan ¡Quién soy!

Lo interesante es que el autor no te da respuestas fáciles. Te invita a reflexionar sobre cómo el miedo puede influir en nuestras decisiones, en nuestras relaciones, e incluso en cómo recordamos las cosas, en cómo proyectamos esas mismas cosas. La belleza que tiene esta novela lo que te deja al terminar de leerla.

Una novela que te hará pensar (y sentir)

«La piel del miedo» es, para mí, mucho más que una novela. Es una inmersión profunda en la psique humana, una de esas lecturas que te dejan una marca, como se dice “a fuego”. Javier Vásconez, con su estilo envolvente, logra combinar el drama íntimo, el suspenso y una reflexión psicológica que te acompaña mucho después de cerrar el libro.

Si el miedo no ha envuelto tu piel o si lo estas siento, «La piel del miedo» es ¡Totalmente recomendada! Para entenderlo.

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